1 de diciembre 2011
Figurando ahora como la estrella del atardecer del planeta Tierra una Venus radiante brilla en el cielo oeste al anochecer.
Posicionado sobre un horizonte escabroso y en medio de los cálidos colores de la puesta del Sol el sábado pasado el faro celestial del crepúsculo estuvo acompañado de una Luna de tan solo 35 horas en este precioso cielo.
Este emparejamiento de la Luna con Venus es conocido como una conjunción.
Quedando invisible en esta escena, el fugaz Mercurio ya ha caído del cielo nocturno, descendiendo en el brillo del Sol debajo de la joven Luna creciente.
La escena fue capturada en el parque nacional de Peneda-Gerês en el norte de Portugal por Benjamin Ribiero.
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