Múltiples soles
El universo es un conjunto enorme de soles, y el nuestro sólo es uno más.
Pero hay una pregunta más: si la Tierra se mueve y las estrellas están colocadas a distancias arbitrarias, ¿por qué las más lejanas no muestran una paralaje respecto a las más cercanas?
A esta pregunta se dio una explicación tan obvia que se admitió inmediatamente: porque las estrellas más cercanas estaban tan alejadas que sus paralajes eran muy pequeños para ser detectados con los instrumentos de 1800. Hasta Copérnico dio esta misma respuesta cuando criticaban la ausencia de paralaje en contra de su teoría heliocéntrica.
Si las estrellas se moviesen a la velocidad de los planetas sería posible estimar la distancia a la que se mueven las estrellas.
El movimiento propio más rápido es el de la Estrella de Barnard, que fue descubierta por el astrónomo americano Edward Emerson Barnard en 1916. Su movimiento es de 10,3 segundos de arco por año, insignificante, ya que la circunferencia se divide en 360 grados, cada grado en 60 minutos y cada minuto en 60 segundos. Un segundo de arco es 1/1.296.000 del cielo. La Luna tiene un diámetro de 31 minutos de arco, así que un segundo sería también 1/1.860 del diámetro de la Luna. Júpiter es un simple punto de luz en el cielo, pero su diámetro, a simple vista, es de 30-50 segundos de arco, según a qué distancia se encuentre de la Tierra.
Por lo tanto, si decimos que la estrella de Barnard se mueve 10,3 segundos de arco al año, es como decir que en un año recorre más o menos 1/180 del diámetro de la Luna o ¼ del diámetro de Júpiter. A pesar de todo, este movimiento propio es tan rápido si lo comparamos con los demás, que a esa estrella a veces se la llama “estrella fugitiva de Barnard”. Lo normal es que los movimientos propios sean de 1 segundo de arco por año, y a veces menos.
Suponiendo que la estrella de Barnard se moviese de forma perpendicular a nuestra línea visual con la misma velocidad que la Tierra alrededor del sol, es decir, a 28,8 kilómetros por segundo, en un año habría viajado 940.000.000 de kilómetros. Para que esta distancia corresponda a 10,3 segundos de arco, la estrella tendría que hallarse a dieciséis billones de kilómetros de la Tierra. Entonces, mostraría una paralaje de sólo 1 segundo de arco. Suponiendo que se moviera a una velocidad mayor que la de la Tierra, como en realidad sucede, podríamos afirmar que su distancia es todavía más grande y su paralaje, por lo tanto, todavía más pequeño.
Observar en el cielo la pequeñísima elipse, de 1 segundo de arco o menos, de una estrella era muy difícil para los astrónomos. Es que si viésemos una moneda de 20 céntimos de euro a seis kilómetros de distancia. Un movimiento propio de 1 segundo de arco al año no es difícil de observar, pero es que se van acumulando de año en año. Pasado un siglo, una estrella que se mueva a 1 segundo de arco por año se habrá movido casi 2 minutos de arco en el cielo, y esto es perfectamente visible con un telescopio. En cambio, los movimientos paralácticos, van de un lado a otro sin acumularse con el paso del tiempo.
Las estrellas están a decenas de billones de kilómetros de nosotros y, aún así, las vemos. A esa distancia, un objeto con un brillo tan enorme como el Sol aparecería como un puntito de luz.
Y, al contrario, cualquier estrella que se encuentre a la misma distancia que el Sol, tendría un brillo muchísimo mayor.
En otras palabras, el Sol es una estrella que sólo se diferencia de las demás en que la vemos desde una distancia de millones de kilómetros en vez de billones de kilómetros, como sucede con las demás estrellas.
El universo es un conjunto enorme de soles, y el nuestro sólo es uno más.
Si la estrella Sirio fuese tan luminosa como el Sol y si la luz que nos llega es menor, sólo es debido a la enorme distancia que nos separa de ella. Sirio tiene una magnitud de -1,6 y el Sol de -26,9, esto quiere decir que el Sol es 25,3 veces más brillante que Sirio. Cada magnitud representa un aumento de brilla de 2,512, así que el brillo del Sol es 13.200.000.000 de veces el de Sirio.
El brillo de un objeto luminoso varía en proporción inversa al cuadrado de la distancia, lo que quiere decir que si alejamos el objeto a una distancia doble de la anterior, el brillo disminuirá en ¼; si la alejamos a una distancia cinco veces la anterior, su brillo se reducirá en 1/25.
Si Sirio brilla 1/13.200.000.000 veces menos que el Sol, es porque se encuentra 115.000 veces más lejos, ya que 115.000 X 115.000 es igual a 13.200.000.000. Si el Sol se encuentra a 150.000.000 de kilómetros de nosotros, Sirio debe estar a unos 16 billones de kilómetros.
Esto de los billones de kilómetros no nos dice nada. Utilicemos otras unidades. Recordemos que una hora-luz son 1.080.000.000 de kilómetros. A 300.000 kilómetros por segundo, la luz recorre en un año 9.440.000.000.000 de kilómetros, pero podemos redondear en diez billones de kilómetros.
Entonces, Sirio está a 16 billones de kilómetros o dos años-luz de la Tierra. Y como Sirio es una de las estrellas más cercanas, pues tendremos que medir todas las distancias estelares en años luz. Un rayo de luz tarda en llegar del Sol a la Tierra ocho minutos, y entre el Sol y Plutón, cinco horas y media.