El nombre de las estrellas
El primer catálogo estelar conocido es el Almagesto, realizado por el astrónomo griego Claudio Ptolomeo.
El hombre desde la más remota antigüedad ha mirado hacia las estrellas, imaginando ver en ellas formas de dioses, animales… En Babilonia y en el antiguo Egipto la Astronomía alcanzó un gran desarrollo, orientado a la elaboración de calendarios, la astrología y a la predicción de los ciclos en la agricultura.
Para identificar las estrellas los primeros astrónomos agruparon las más cercanas trazando líneas imaginarias en las que se podían reconocer formas de seres mitológicos, objetos y animales. La unión de estas estrellas para formar esas figuras se conocen como Constelaciones. En la actualidad se reconocen 88 constelaciones.
Si examinamos una carta celeste encontraremos nombres como Betelgueuse, Aldebarán, Rigel y otros como SAO 113271, M42, NGC4565… ¿De dónde vienen esos nombres?
De las 6000 estrellas que podemos ver a simple vista, unas 250 tienen nombres propios. Algunas son de origen árabe, como Aldebarán (Aldebaran), que significa “el seguidor”, por su lugar en el cielo siguiendo a las Pléyades. Otros nombres están vinculados a la mitología griega. Arturo (Arcturus), por ejemplo, que significa “el guardián de las osas”, en referencia a su cercanía a las Osas Mayor y Menor (Ursa Major, Ursa Minor).
El primer catálogo estelar conocido es El Almagesto. Realizado por el astrónomo griego Claudio Ptolomeo (100 d.C. – 170 d.C.), enumeraba los nombres y las posiciones de 1.028 estrellas.
Si se empleasen solamente nombres, sería difícil orientarse en el cielo. El astrónomo alemán Johann Bayer, a principios del siglo XVII, ideó una nomenclatura con letras griegas. La estrella más brillante de cada constelación fue etiquetada como Alfa (α), la segunda más brillante como beta (β), etc. Arturo, la estrella más brillante de la constelación de Boyero (Bootes), es conocida también como alfa Bootis. Convencionalmente, se usa el nombre latino en genitivo de la constelación.
Con sólo 24 letras en el alfabeto griego, las designaciones de Bayer se agotaron pronto. Ya en el siglo XVIII, el astrónomo inglés John Flamsteed elaboró otro atlas estelar, llamado Historia Coelestis Britannica, publicado en 1725, pero a diferencia de Bayer, las catalogaba con números en vez de letras en orden de oeste a este. Este atlas contenía la situación de unas 3.000 estrellas. Arturo recibe el nombre de 16 Bootis en el sistema de Flamsteed.
Sólo algunas estrellas mantienen su nombre primitivo, como por ejemplo Aldebarán, Spica, Betelgeuse… Existen varios catálogos estelares, por lo que una estrella puede conocerse con varios nombres. En la tabla siguiente se muestran algunos ejemplos, de cómo podemos referirnos a algunas estrellas, bien por su nombre común, bien por alguno de estos catálogos.
Estrella | Hiparco | Tycho | Bayer | Flamsteed |
---|---|---|---|---|
Polaris | 11767 | TYC-1628-237-1 | α UMi | 1 UMi |
Albireo | 95947 | TYC-2133-2964-1 | β Cyg | 6 Cyg |
Cor Caroli | 63125 | TYC-3021-2645-1 | α CVn | 12 CVn |
Algol | 14576 | TYC-2854-2168-1 | β Per | 26 Per |
Mizar | 65378 | TYC-3850-1395-1 | ζ UMa | 79 UMa |
Aldebarán | 21421 | TYC-1266-1416-1 | α Tau | 87 Tau |
El astrónomo francés Charles Messier a finales del siglo XVIII creó un catálogo con más de cien objetos que aún hoy siguen siendo utilizado en las observaciones de los aficionados. Ubicó algunos de los mejores cúmulos, galaxias y nebulosas del cielo. La galaxia de Andrómeda se conoce como M31.
Messier no quería que se confundiesen estos objetos con cometas, verdadero motivo de sus búsquedas. Hoy se recuerda a Messier, más que por los cometas que descubrió, por aquel catálogo de objetos que para él no eran sino estorbos.
En 1888, el astrónomo británico J. L. E. Dreyer compiló las listas existentes en un catálogo unificado, el New General Catalogue, o NGC. Este catálogo tenía dos apéndices complementarios, los Index Catalogues, IC. El catálogo de Dreyer contiene más de 13000 cúmulos, nebulosas y galaxias.