Nicolás Copérnico
“La Tierra se mueve y el Sol está inmóvil”
Su nombre real era Mikolaj Kopernik.
En el número 17 de la calle de Santa Ana de la ciudad de Torun, Prusia, al norte de Polonia, vivía el matrimonio Copérnico, Nicolás y Bárbara, junto a sus tres hijos, Andrés, Bárbara y Catalina. A las 4:34 horas del 19 de febrero de 1473, según el astrónomo florentino Francesco Giuntini en su obra “Speculum Astrologias” (1581), nace Nicolás Copérnico.
La familia procedía de Silesia y se había establecido en Torun en 1360. Pertenecía a la alta burguesía, dedicándose al comercio marítimo y fluvial. Su padre, achacado de una enfermedad incurable, fallece en 1483, siendo su tío Lucas Watzenrode, concejal y años más tarde obispo de Warmia, el encargado de su educación.
Su primera escuela fue la parroquial de Torun y, posteriormente, pasó a la escuela catedralicia de Wloclawek, dependiente de la Universidad de Cracovia.
En 1491 Copérnico y su hermano Andrés marcharon a Cracovia para estudiar en la Universidad Jagollana con la intención de convertirse en clérigos con la recomendación de su tío. Además, cursó estudios de derecho, filosofía, astronomía y matemáticas. En los dos últimos años en la Universidad estudió medicina, acabando sus estudios en otoño de 1495.
Copérnico cubrió la plaza de canónigo de Frombork aunque pronto, motivado por el enfrentamiento con la Orden Teutónica contraria al imperio polaco, tuvo que partir hacia Lidzbark a requerimiento de su tío Lucas y de allí hasta Bolonia, donde en enero de 1497 Copérnico empezó a estudiar derecho canónico en la Universidad de Bolonia, alojándose en casa de un profesor de matemáticas llamado Domenico Maria de Novara, con quien observó el 9 de marzo un eclipse de Aldebarán que le permitió calcular que la distancia de la Luna a la Tierra no varía en las fases de cuartos ni de plenilunio.
Doctorado en Astronomía fue nombrado profesor de la Universidad de Roma en el año 1500 pero renunció a la cátedra. En 1501 reanuda sus estudios de medicina en la Universidad de Padua, aunque se cree que nunca obtuvo el doctorado. Dos años después se marcha a Ferrara para estudiar derecho canónico.
En el poco tiempo que le dejaban sus obligaciones como secretario y médico de su tío, Copérnico continuaba realizando sus trabajos científicos. Así, en 1507 escribió “Nicolao Copernici de hypothesibus mottum coelestium a se constitutis commentariolus” (Pequeño comentario sobre la hipótesis de los movimientos siderales), más conocido como el Commentariolus, un manuscrito de unas cuarenta páginas que sólo llegó a manos de los más allegados a Copérnico y en el que daba el primer esbozo de su teoría heliocéntrica.
Entre 1510 y 1529, por necesidades políticas, se le encargaron una serie de mapas de todo el reino de Polonia, en el que se representaban más de un millar de localidades.
Durante su regreso de un viaje a Cracovia, su tío el obispo Lucas Watzenrode, se sintió gravemente enfermo, falleciendo el día 29 de marzo de 1512. Esta fue una gran pérdida para Copérnico. A partir de ese momento se hizo cargo de la vicaría de Frombork, hasta el final de sus días. En Frombork construyó dos observatorios, uno de ellos en su propia casa, que contaba con un cuadrante solar destinado a los cálculos que fue destruido en un incendio en la guerra contra la Orden Teutónica.
Un año más tarde forma parte de la comisión polaca encargada de asesorar al papa León X en la reforma del calendario, que finalmente no se llevó a cabo. Su hermano Andrés cae enfermo. A pesar de ser médico, Copérnico nunca trató a su hermano que fallece de lepra, el 30 de marzo de 1519 en la leprosería de Italia donde fue recluido.
Dos años más tarde, la guerra contra la Orden Teutónica del Hospital de Santa María de Jerusalén, orden religiosa y militar fundada por cruzados alemanes, acaba con un armisticio. Copérnico continuaba con sus labores administrativas, además de sus observaciones astronómicas.
Era un lector consumado de libros. La imprenta, inventada 30 años antes, le permitió disponer de una gran biblioteca que crecía a medida que se podía publicar los ejemplares en la imprenta que se mandó construir en su casa. Estudió el “Almagesto” de Claudio Ptolomeo por el que sentía gran admiración. Asimiló las ideas de Platón y otros filósofos de un universo simple, él lo llamó “el elemento principal”, esto es, colocar al Sol en el centro del universo y que la Tierra se movía en un círculo inclinado girando alrededor de su eje. Copérnico lo llamaba “el Ballet de los planetas”.
En 1524, Bernard Wapowski le mandó el tratado de Juan Wermer, un astrónomo alemán titulado “Motu octavas espherae” (“Sobre el movimiento de la octava esfera”), publicado en Nüremberg dos años antes. Su respuesta se convirtió en un verdadero tratado de astronomía, una de las cuales llegó a manos de Tycho Brahe.
Así, poco a poco, va gestando su gran obra maestra “De revolutionibus orbium coelestium” (“Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes”) que acabó en 1530, aunque posteriormente le realizaría pequeñas modificaciones. Ante el temor a que el Santo Oficio, surgido en 1215 contra la reforma de Lutero, pudiese acusarlo de herejía, Copérnico no publicó su libro. Pero el eco de sus descubrimientos, conocidos inicialmente por un reducido grupo de amigos, pronto se extendió por toda Europa, incluido el Vaticano. Fue el cardenal dominico Nicolás Schonberg quien le propuso en 1536 que publicara sus descubrimientos.
En un principio, “De revolutionibus” se componía de siete libros, aunque quedó reducido a seis. El primero contenía una visión general de su teoría, en el segundo libro exponía teoremas matemáticos y tablas de estrellas, el tercero estaba dedicado a los movimientos aparentes del Sol, el cuarto a la Luna y su órbita y los dos últimos a dar una explicación detallada de su teoría.
Era un manuscrito de 425 hojas escritas con letra menuda, que fue publicado el 24 de mayo de 1543 en una imprenta de Nüremberg poco antes de su muerte. Un original de este libro se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Cracovia. Hoy se sabe con certeza que el prólogo del libro fue modificado sin autorización por el teólogo Andreas Osiander.
Ese mismo año, apareció publicada otra obra esencial en el pensamiento renacentista de la época, “De humani corporis fabrica” (“Sobre la constitución del cuerpo humano”), cuyo autor era el pensador flamenco Vesalius. Esta obra junto a la de Copérnico fueron el nacimiento de la ciencia moderna.
Los detractores de la obra de Copérnico comenzaron a aparecer en 1540, eran sobre todo religiosos que interpretaban la Biblia al pie de la letra. Wilhelm Gnapheus, estrenó en 1541 una comedia “Morosophus” (“El payaso”), donde ridiculizaba a Nicolás Copérnico y sus ideas.
Copérnico falleció el 24 de mayo de 1543 en Frombork a la edad de 70 años de un derrame cerebral que le causó una parálisis del lado derecho de su cuerpo. Había perdido la memoria. Fue enterrado en la catedral de dicha ciudad, aunque se desconocía el lugar exacto. Sus restos se encontraron por un grupo de arqueólogos polacos en 2005 y verificados en 2008 al analizar parte del cráneo y un diente, y compararlo con un pelo de Copérnico que se encontró en uno de sus manuscritos. El 22 de mayo de 2010 sus restos fueron enterrados en la Catedral de Frombork en una solemne ceremonia.
Su obra se convirtió en la piedra angular para las teorías y observaciones de astrónomos como el danés Tycho Brahe, considerado uno de los mayores observadores que ha existido, y Galileo, que utilizando el telescopio observó las fases de Venus y de la Luna, el movimiento del Sol y descubrió los cuatro satélites de Júpiter.
También contribuyeron a demostrar la veracidad de las teorías de Copérnico Johannes Kepler que promulgó sus famosas leyes e Isaac Newton, nacido en 1642 que encontró la razón por la cual los astros mantienen sus órbitas elípticas, la ley de la gravedad.
En 1935, la Unión Astronómica Internacional decidió llamarle “Copernicus” en su honor, a un cráter lunar ubicado en el Mare Insularum.